
Belén + Claudio: Una nueva esperanza.
Belén fue la primera persona en enviarme un mensaje a través de la página web “matrimonios.cl”, que es una plataforma que aloja una gran variedad de proveedores para matrimonios a la cual yo me había suscrito recientemente. En la vitrina de mi cuenta (que es así como llaman a la página principal de cada proveedor) había muy poco material para mostrar y que sirva como registro de anteriores trabajos, tan sólo contaba con dos o tres matrimonios en lo que participé como segunda cámara o registrando material para un centro de eventos. Entonces ¿qué vio Belén y Claudio en mi vitrina para pensar que yo podría ser el fotógrafo de su matri? Sinceramente no sé. Ese poco contenido en la plataforma soy yo iniciando en un camino relativamente nuevo en la fotografía que son los matrimonios, y digo relativamente nuevo porque ya había participado en algunos matris hace muchos años atrás, sin embargo, tomé la decisión de dedicarme 100% a ellos como forma de trabajo. Es por eso que cuando ambos llegan a mi vitrina casi vacía y con muy pocas fotos actuales, recibo el primer mensaje de Belén y reacciono a él, es decir, respondiendo casi de manera automática y esperando un milagro. Ese milagro no llegó. ¿Pero cómo logramos trabajar juntos si la comunicación fueron literalmente 6 mensajes? ¿Vieron algo especial en esas fotos que dijeron: oh si, lo debemos contratar a él? ¿O existe algo más que pudo influir en esta búsqueda de proveedor fotográfico? Este primer contacto es la piedra angular de cómo me abro al mundo y nace la pregunta que en primera instancia parece ser simple ¿por qué me dedico a esto?
<< Un par de matris me dieron esta enorme posibilidad de ser como más me siento cómodo y no anteponer una cara de “venta” o de “sólo un proveedor más”>>.
Como mencioné anteriormente, María Belén fue la primera persona en enviarme un mensaje a través de matrimonios.cl y sólo atiné a enviar un correo con los precios y luego confirmar respuesta por WhatsApp. Eso fue en Junio y luego nada. Pasaron los meses y tuve varios contactos más a través de la página, lo que me dio la posibilidad de conversar con muchas más parejas y entablar diálogos que jamás pensé tener. Comencé a tener más rodaje en la fotografía de matrimonio y acostumbrarme a cada detalle nuevo que iba apareciendo, desde anteponerse a los movimientos en situaciones importantes como de conversar con la novia durante la previa para calmar los nervios. Fue así que pasaron los meses y volví a contactar con María Belén, con un pensamiento de “no me responderá, ha pasado mucho tiempo”, algo muy común en mi.

Pero fue todo lo contrario, esta vez tuvimos una conversación mucho más amena e incluso más relajada por mi parte, lo que nos llevó a reunirnos a tomar un café. Aquí sucede un punto muy importante para mi. Si bien en los matrimonios que tuve entre el período del primer contacto y el día de la reu me sentí bastante cómodo y ya con un poco más de confianza, no es hasta esta reunión que siento que algo cambia, que más que un crecimiento hay algo diferente que logro entender y asimilar: ser yo mismo. Un par de matris me dieron esta enorme posibilidad de ser como más me siento cómodo y no anteponer una cara de “venta” o de “sólo un proveedor más”, aquí comencé a tener presente la actitud propia de ser yo mismo, no por algo de ego, más bien de presentarme verdaderamente frente a una pareja que quiere contratar a alguien para que los ayuden y junto a ellos -aunque por un corto período de tiempo - recorra un camino lleno de distintas emociones. ¿Entonces a qué Eduardo contratan? ¿Eduardo fotógrafo? ¿Eduardo papá? ¿Eduardo vendedor?.
Esa previa de la primera reunión presencial tiene un detalle maravilloso minutos antes de vernos que sucede cuando estoy en el café esperándolos. Les pregunto por mensaje cómo van y avisando que ya estoy en el lugar, y la respuesta de ellos es que van en camino y junto a eso me envían una foto de ambos. Este pequeño gesto para mi tiene gran significado, que si bien estamos en una época donde las fotos aparecen por todos lados y son tomadas en cada momento, en mi hace un eco gigante el entregar un pedazo de tiempo y un gesto de apertura hacia el otro al enviar una fotografía. La foto ha representado mucho para mi desde muy pequeño cuando veía las fotos de mi familia y las que tomaba mi viejo con su cámara análoga, lo que aún al día de hoy tiene una gran importancia en mi diario vivir. Esto significa que se comuniquen conmigo a través de fotografías es un gusto enorme y muy bien recibido. Este diálogo no verbal y subjetivo me permitió ser más abierto a María Belén y Claudio, algo que entendí posteriormente y después de muchos matris más. Romper esa barrera de nunca mostrar la verdadera personalidad o de no abrirse completamente a los demás, es posiblemente esto lo que más me acomoda con las parejas, que no exista una barrera tal para comenzar a trabajar y conversar con los demás ¿qué miedo debo tener para no mostrarme realmente cómo soy? Es quizás esta pregunta la que me lleva también a responder el porqué me dedico a esto, sé que me gusta conversar, sé que me gusta reír y que también me agrada fotografiar, Puede que la fotografía de matrimonios también llega con un poco de estrés cuando pienso en las tomas que no puedo perder y que debo ser omnipresente. Hay un todo reunido en muy poco y eso me hace sentir cómodo pero a la vez muy atento.
Cada matri es especial y el de Belén y Claudio no fue la excepción, sólo que me llevó a un pasó más allá en mi inicio que ha logrado que desarrolle mucho más mi personalidad en mi trabajo. Siempre he intentado ser yo en cada lugar que visito y fue así en todos los lugares donde trabajé, sin embargo, es aquí en los matrimonios donde encontré un verdadero sentido a todo lo que me rodea, desde estudios, hobbies y conocimientos a través de años.
