Expedición Laguna del Inca Feat. Voltaire y Nico.
Sinceramente, fui invitado a última hora a realizar esta travesía, y para ser más sincero, ni siquiera fui invitado. La verdad es que molesté y me ofrecí para ir a esta expedición de buceo con el fin de documentarla porque me parecía una tremenda aventura, o sea les hablo sobre bucear en una Laguna que está a 3.000 metros de altura en pleno invierno, con aguas gélidas de 2 grados donde debíamos cargar nuestros propios equipos con bibotella sobre la nieve y que solamente se había buceado en verano ¿a quién no le llama la atención?
No se si convencí a Voltaire por todos los años en que nos conocemos o encontró buena idea lo del registro, o si pensaba que haría falta un tercer buzo acompañando, pero fue gracias a él que me pude sumar ya que fue el responsable de convencer al Nico para integrarme a este equipo. Y la pregunta mágica es ¿por qué me interesaba tanto este buceo?
Sentía que debía ir y bucear la Laguna del Inca para no quedarme atrás. Vi mucho tiempo a estos dos personajes hablando sobre realizar algún buceo exquisito, algo como por ejemplo un buceo en altitud que sea un poco más desafiante de lo que hacen comúnmente (estoy hablando de dos personas que son instructores de buceo, que hacen apnea, que practican escalada y un sinfín de deportes de contacto). Entonces me pregunto ¿qué pasa conmigo? Tengo la pésima costumbre de compararme y esto ha sido algo que me ha perseguido toda mi vida. Ha sido un problema en todo lo que hago, en buceo, fútbol, basquetbol, escalada, diseño, fotografía, trabajos en empresas cortando acero, entregando flyers y en un montón de actividades, aquí no fue la excepción ¿por qué debería compararme con estos dos gigantes? No sé. Es mi sincera respuesta y con esta expedición sentía que podía estar algunos peldaños más cerca de ellos, no en su mismo nivel pero si un poco más cerca (aunque verdaderamente me siento a muchos pisos bajo de ellos, sobre todo hoy en día). Quería aprender de ellos, no de su técnica para bucear ni cómo aletean ni tampoco cómo llevaban su equipo bajo el agua, quería saber sobre lo otro, lo que no se ve, sobre cómo manejan la ansiedad, cómo se preparaban días antes a este buceo, observar cómo enfrentaban un desafío nuevo, qué harían después de esta expedición, qué se conversa en camino al lugar y la rutina que tienen en la mañana. Me llamaba la atención saber cómo mis senseis reaccionan a lo nuevo, sumando a esto que ambos han sido mis instructores e incluso mis amigos. El saber cómo se preparan y lo que piensan (por decirlo de alguna manera) era algo tremendamente llamativo, porque más que cualquier otra cosa de lo que ambos significan para mi, son altos referentes que tengo en mi vida y no hablo solo de buceo, aquí hablo a nivel profesional, familiar, de amistad y de todo lo que se puedan imaginar. He intentado absorber todos los conocimientos que me han entregado cual esponja, e puesto en práctica todos los consejos que alguna vez me comentaron, he intentado seguir un camino parecido al de ellos y es con uno de ellos (Voltaire) donde encontré un hermano al cual admirar. No vi a esta expedición como un desafío personal, siempre pensé que lo podía hacer porque me sentía preparado tanto física como mentalmente ¿estaba muy confiado? No, sin embargo confío en mi y se cuáles son mis límites.
Logramos realizar esta travesía y pude observar muchas características únicas. Cómo Nico tiene una concentración espectacular que se activa de un momento a otro, la gran fuerza que entrega Voltaire con sólo su presencia, el que ambos se fijan un objetivo y se organizan para lograrlo, esa fascinante forma de hacer las cosas que hace que todo parezca muy natural, como ver a Messi manejando la pelota o a Steph Curry lanzando un triple. Es esa naturalidad que me encantaría tener, ese manejo que solamente se da con la experiencia, es algo que he perseguido toda mi vida en todas las áreas en que me he manejado y que no sé si algún día podré alcanzarla.
Agradezco a Voltaire por convencer al Nico de llevarme porque estoy seguro que no me creía capaz de hacerlo (sobre todo cuando no me creyó que si realizo ayuno funciono mucho mejor) y lo entiendo, porque a la fecha no me conocía demasiado y llevar un “cachito” a bucear sería para él un terrible lastre ¿cuándo dejó de pensar así de mi? La verdad es que no sé.
Feliz de seguir a estos dos a esta travesía y formar parte del equipo, feliz de conocerlos un poco más y de tomar unas fotografías puteras que me llenan de orgullo para que ellos las tengan como un recuerdo demasiado grato. Lo que aprendí aquí tiene un valor incalculable que aprecio más que nada en el mundo, y el compartir esto con estas tremendas personas significa tanto para mi que es imposible escribirlo con las mismas energías que siento.
Buceo en Laguna del Inca, Portillo, 3 de Septiembre de 2021.